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[Dioses extraños del Judaísmo]


El Judaísmo es una religión basada en el Talmud, la Cábala, y la egolatría.

Una síntesis opinada esporádicamente y traducida del libro “Judaism Strange Gods” de Michael Hoffmann en donde el escritor desecha la estúpida aunque instigada creencia moderna de que el Cristianismo es, en esencia, una especie de Judaísmo avanzado. Indaga el autor hacia los orígenes herméticos de la religión en cuestión, devela sus secretos más esotéricos, y termina por fin y al cabo de desatar con contundencia la maleza arraigada en el arbol Cristiano, dejando así que veamos con claridad lo que con el tiempo empezó a esconderse detrás de la enredadera. Dicha enredadera, claro está, es producto de las tramoyas que van desde la época de los fariseos hacia tiempos de Netanyahu, donde la historia deja en claro el intento de manchar a la institución Cristiana, confundiendo así a sus seguidores, aunque a sus no-seguidores también.

El libro es un excelente puntapié para comprender algunas rarezas en el comportamiento latente dentro de la doctrina Cristiana, como así también es un buen desintoxicador de lo que parece ser un fetiche victimista del gentil con el pueblo judío, cuyo gran y principal catalizador es el Holocausto y sus frecuentes recordatorios a través de fuerzas mediáticas y de propagandización, como así también por aquellos museos de culto que se extienden a lo largo y ancho del globo, incluyendo en aquellos países gentiles que poco tienen que ver y menos deben a Israel.

Capitulo 1: El Talmud

Breve introduccion a los origenes del Judaismo

El mundo ha sido testigo del nacimiento de un monstruo oximorónico entre la mezcla, fundamentalmente incompatible y contradictoria, del Cristianismo y el Judaísmo. El término “Judeo-Cristianismo” ha sido aceptado con ubicuidad a pesar de ser estas dos doctrinas, esencialmente antagónicas. Si bien la génesis de ambas religiones se encuentra plasmada en las escrituras entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, el Judaísmo es el rechazo de dicha escritura, en la medida que niega al Hijo y por principio a su Padre, y por ello nada tiene que ver con la Biblia. El Cristianismo moderno y progresista, por algún motivo, insiste en que las raíces de dicha religión se encuentran en el Judaísmo.

En el antiguo Israel, no existía religión llamada Judaísmo. Lo que si existía, era la fé de los Israelitas, la cual fué decayendo gradualmente a causa de las subversivas y corruptas enseñanzas de los fariseos y saduceos. Los fariseos negaron la autenticidad del Mesías y se encargaron de hacer lo posible para que el pueblo israelita así también lo hiciera. Dichos personajes rendían culto a Moloch y al Becerro de Oro, ídolos paganos a los cuales les ofrecían sacrificios humanos (los cuales ocasionalmente incluían a sus propios hijos). Este culto contaminó el período pre-Cristiano israelita con prácticas ritualísticas muy perversas, las cuáles florecieron entre aquellos que negaron al profeta una vez este fuera rechazado y crucificado.

Estos cultistas decían portar una enseñanza que había sido entregada en forma oral y secreta a Moisés, y desde Moisés había sido transmitida a ellos. Dicha enseñanza, llamada Talmud, fue delegada por generaciones por repetición oral hasta alcanzar su forma escrita, llamada Mishná, en el año 70 d.C. En este punto histórico fué cuando nació el Judaísmo, conocido hoy en día como Judaísmo Ortodoxo. En contraste al Cristianismo y con motivos definitorios, el Judaísmo es, entonces, la religión fundamentada en el Talmud, y por otro lado, el Cristianismo la religión fundamentada en la Biblia.

Judaismo e israelitas, asunto separado

Hoy en día, se cree que el Judaísmo es simplemente Cristianismo sin Cristo, o algo similar. Nada podría estar más lejos de ser verdad. Atribuirle al pueblo del antiguo Israel tal religión, es un grave error hermenéutico. De las 12 Tribus de Israel, solo una fué la responsable del florecimiento de dicha religión: la Tribu de Judá. La palabra “judío” es una forma corrupta de la palabra “Judas” -y de hecho es una referencia a 2 de las 12 Tribus de Israel, la de Judá y la de Benjamín-.

En el contexto Bíblico, todo empezó con Noé, el padre de Sem. Los Semitas descendieron de las Montañas del Cáucaso y finalmente formaron el Imperio Acadio. Sem tuvo un hijo llamado Heber, quién sería el padre de los Hebreos. Eventualmente, Heber tuvo varios hijos, siendo uno de ellos Abram. Abram el Hebreo (Génesis 14:13) se convertiría en el padre no solo de una nación, como malintencionádamente nos quieren hacer creer, sino de muchas naciones que serían bendecidas a través de él (Génesis 12:3). Esta bendición sería otorgada a su hijo menor Isaac y negada a su hijo mayor Ismael, quien consecuentemente bendiciría a su hijo Jacob, negándole el beneficio a su hermano gemelo Esaú. Luego, el patriarca Jacob sería renombrado a Israel, quien luego, engendraría 12 hijos (las Tribus de Israel).

Estas 12 Tribus fueron: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José (quien posteriormente sería representado por sus 2 hijos: Manasés y Efraín) y Benjamín. De la Tribu de Judá, descendieron todos los judíos. Antiguamente, esta tribu solo ocupaba una porción geográfica del moderno Israel, pero aún así, hoy han conseguido quedarse ilegítimamente con casi todo el territorio. Los judíos dicen ser el pueblo elegido de Dios, pero para ser el pueblo legítimo de Israel, deberían haber recibido la bendición del patriarca Jacob, cosa que históricamente no sucedió. Finalmente, José se convirtió en el heredero de dicha bendición, lo cual hizo que Judá conspire con sus otros hermanos en contra de José, hasta que consiguió venderlo como esclavo a los egipcios (así como Judas vendió a Jesús a los judíos). Más tarde, José resurgiría de la esclavitud y se convertiría en primer ministro de Egipto y mano derecha del Rey. Al tiempo, tuvo 2 hijos, Manasés y Efraím, quienes serían adoptados por Israel y heredarían la bendición de Abram, dividiéndo la tribu de José en 2, y sumando 1 más al total. Con respecto a Judá, sus hijos morirían y terminaría arrodillándose ante José.

Indagando en el Talmud

El Judaísmo tiene su fundación en el Talmud. Esta literatura rabínica, originalmente conocida como la tradición oral de los sabios, estaba destinada a formalizarse en escritura, e inevitablemente convertirse en la base de una religión competitiva al Cristianismo. El Judaísmo ebullició después de que los líderes del fariseísmo negasen al Mesias, quienes cabe recordar, eran cultistas que adoraban al Becerro de Oro y a Moloch, a quienes le rendían culto a través de sacrificios humanos.

El primer libro escrito del Talmud fué el Mishná. Los rabinos admiten que el Mishná conforma el “centro del sistema” talmúdico, al que subsecuentemente se le ordenan los demás textos. Entonces, ¿Cómo se podría decir que el Judaísmo representa las enseñanzas de Moisés, si la Biblia no esta en el centro de dicho sistema? Eso no es lo que Moisés enseñó. Los rabinos son conscientes de tal fraude, e incluso han escrito crípticamente referencias que señalan figurativamente al “lugar de entierro de Moisés”, en uno de los libros de la Cábala (Tikkunei Zohar 1:27b).

Por un lado, muchos rabinos ni siquiera conocen una mínima parte de la Biblia, ni tampoco consultan a tal para un entendimiento profundo del Talmud. Entonces ¿Por qué debería la Iglesia hacer lo mismo? Por otro lado, hay que recordar que significa el Judaísmo: la negación del Mesías y la palabra de Dios, lo cuál es la fundación del dogma Cristiano. Y finalmente, la negación se transforma en la nulificación de la autoridad del Antiguo Testamento a través de 3 proposiciones del Talmud, escritas por el rabino Shimon de Yohai (Shabat 15c y Baba Metzia 33A):

A. “Aquel que se haga de las Escrituras, gana mérito que no es mérito”

B. “Aquel que se haga del Mishná, gana mérito y recibe una recompensa”

C. “Aquel que se haga del Talmud… no existe fuente de mérito más grande”

La memorización y repetición del Mishná y de las interpretaciones talmúdicas del Tanaj, convierten al rabino en la encarnación del Torá. A través de un ritual mántrico, este alcanza un poder supernatural que lo convierte en la expresión máxima de salvación judía. En otras palabras, el rabino se transforma en la encarnación de Sinaí, y de el derivará la autoridad del Mishná. Dado que el Mishná no requiere justificación Bíblica y solo depende del rabino, este adquiere poder absoluto.

Según cuenta la Biblia, Dios destruyó los Templos babilónicos y el Sanctasanctórum. Los judíos conservaron solo un vestigio del Torá, el cual está compuesto por versos ininteligibles. Estos versos no contienen vocales sino solo consonantes, lo cual hace casi imposible la lectura. En un juego de sustitución, los judíos continúan con la idolatría de falsos dioses a través de la adoración de dichos pergaminos. Esto demuestra una de las características principales que separan al Judaísmo del Cristianismo, lo cual es el amor por lo material. De hecho, ellos no veneran a Yahweh, sino a la sangre del pueblo judío manifestada a través de los rabinos. Y se torna obvio, ellos veneran su propia raza.

En este punto, podemos empezar a notar que Judaísmo es metódicamente nulificación Bíblica, lo cual ha evolucionado en la elaboración de un sistema críptico solo entendible para los rabinos, quienes son exclusivos intérpretes. Creen entonces los rabinos, que son la fuente de todo conocimiento gnóstico, y de hecho, ellos mismos enseñan en el Talmud que la Biblia es un libro “mudo”; y ellos la voz remediante. Para constrastar, notamos una diferencia epistemológica entre doctrinas, en el hecho de que Dios deja en manifiesto en Juan 18:20 lo siguiente: “Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.”. Y por otro lado, el Judaísmo deja en claro que es todo lo contrario: una religión basada en el ocultismo, secretismo, materialismo, y la egolatría.

Para dar algunos ejemplos, el Talmud explícitamente nulifica algunas enseñanzas Bíblicas, como el prestamismo de dinero y el adulterio (pecado de David). Además de otros tantos ejemplos, como el de considerar a la virginidad una aberración natural (para el Judaísmo, “no copular es como haber derramado sangre”), el Talmud expresa su racismo hacia los Gentiles (no-judíos) impetuosamente. Dicho odio, justificado religiosamente en las escrituras, puede ser observado en el genocidio Palestino.

Algunos pasajes en Inglés del Talmud Babilónico con respecto a los Gentiles:

Sanhedrin 58b. “If a gentile hits a Jew, the gentile must be killed”

Sanhedrin 57a. “If an ox of an Israelite gores an ox of a Canaanite there is no liability; but if an ox of a Canaanite gores an ox of an Israelite… the payment needs to be in full”

Baba Metzia 24a. “If a Jew finds an object from a gentile, it doesn’t have to be returned”

Sanhedrin 76a. “God will not spare a Jew who “marries his daughter to an old man or takes a wife for his infant son or returns a lost article to a gentile…”

Sanhedrin 57a. “When a Jew murders a gentile there will be no death penalty. What a Jew steals from a gentile he may keep”

Baba Kamma 37b. “The gentiles are outside the protection of the Law and God has “exposed their money to Israel””

Baba Kamma 113a. “Jews may use lies to circumvent a gentile”

Yebamoth 98a. “All gentile children are animals”

Abodah Zarah 36b. “Gentile girls are in a state of niddah (filth) from birth”

Otros pasajes insultan a la Virgen María y al mismo Jesús, diciendo que este se encuentra en el infierno nadando en sémen y excremento. Si bien dichos pasajes se intentan esconder, Hyam Maccoby, estuvo dispuesto a conceder a fines del siglo XX, en un libro exclusivo para eruditos y especialistas, que “parecía” que las citas del Talmud sí, enfáticamente, se referían al Jesús de la Biblia. Uno, con todo derecho, puede dudar de la auntenticidad o intención del autor, pero la evidencia está bien documentada en el mismo Talmud en los pasajes de Sanhedrin 43a., Sanhedrin 107b., Sotah 47a., Shabbos 104a., y Gittin 57a.

Otros pasajes talmúdicos atacan a los Cristianos y a sus libros:

Rosh Hashanah 17a. “Christians and others who reject the Talmud will go to hell and be punished there for all generations”

Sanhedrin 90a. “Those who read the New Testament will have no portion in the world to come”

Shabat 116a. “Jews must destroy the books of the Christians. “The books of the minim may not be saved from a fire, but they must be burnt””

Los reportes del Profesor Shahak, testifican la quema de libros Cristianos en el 1980, en el Estado ilegítimo de Israel.

Además del tan conocido Holocausto judío, según el Talmud, existieron otros 2 en la antigua Roma. De acuerdo con Gittin 57b., 4 millones de judíos fueron asesinados por los Romanos en la ciudad de Betar. Gittin 58a clama que 16 millones de niños judíos fueron enrollados en papel y quemados por los Romanos.

Entre muchas otras citas, se pueden encontrar algunas que tratan a la mujer (incluyendo a la judía), como “bolsa de excremento” o “un tesoro sin valor”.

Algunos “extremistas” del Judaísmo, como Baruch Goldstein, han masacrado gentiles justificándose a través del Talmud. Baruch mató 29 Árabes e hirió otros 129 en la masacre de Hebrón de 1994, y murió en manos de la golpiza propinada por los sobrevivientes. Una parte de la comunidad judía, a pesar de esto, aún lo venera y conmemora como un santo. Lo que es peor y de mayor importancia, es que el mismo gobierno de Israel cerró algunas de las calles más transitadas y asignó una guardia militar a la tumba de Goldstein. Por los hechos, uno puede definir que no se trató tan solo de una parte “extremista” del judaísmo; el odio al gentil es institucional, y Baruch Goldstein, fué la manifestación física de dicho odio, fundamentado y justificado en y por el Talmud.

Un caso de abogacía explícita de exterminio gentil, es del famoso rabino Moisés Maimónides. Este rabino es, para la comunidad del Judaísmo, uno de los sabios supremos que componen a la religión. Realizó trabajos éticos del Talmud, y completó una obra que forma a la parte legal más importante de la religión, llamada “Código del Torá”; o bien “Mishná Torá”. Sin más, no todo es color de flores. Algunas cosas que enseñaba Maimónides eran, por ejemplo, lo siguiente:

“Acordemente, si vemos a un gentil siendo arrastrado o ahogándose por o en un río, no debemos ayudarlo. Si vemos que su vida se encuentra en peligro, no debemos salvarlo”

En el capítulo 10 del Mishná Torá, podemos encontrar:

“Es un mitzvá (deber religioso), sin embargo, erradicar a los judíos traidores, minim, y apikorsim, y causar que desciendan al pozo de la destrucción, dado que obstaculizan los intereses judíos y alejan a la gente de Dios, así como lo hizo Jesús de Nazaret y sus estudiantes, y Tzadok, Baithos, y sus estudiantes. Que el nombre de los impíos se pudra”

Este odio se extiende a la raza negra. Friedlancer realizó la primer traducción de “La Guía de los Perpléjicos”, escrita por Maimónides, en donde este se refería a los negros como “animales irracionales” sin religión y consciencia. Para Moisés, estos se encontraban un escalón por encima de los animales pero uno por debajo del hombre. Si bien Friedlancer no mantuvo fiel la traducción por la malsonancia de estas declaraciones, Shlomo Pines si que lo hizo. De nuevo y ante la duda, podemos observar como es que trata el Estado de Israel a los etíopes, a quienes sistemáticamente les niegan realizar funerales o la asistencia a conventos religiosos.

Para hacer un contraste generacional, podemos ver como los líderes fariseos de aquel entonces despreciaban a la clase campesina israelita (Juán 7:48-49), tanto como hoy lo hacen con las castas que ellos consideran inferiores. De acuerdo con un artículo publicado en la Enciclopedia Judía por S. Bialoblotzky, la gente común era repulsiva para estos líderes, pero estos campesinos eran bienvenidos afectuosamente cuando se convertían al Cristianismo. Este sentimiento de odio también se puede ver reflejado en las persecuciones a los caraítas, una pequeña secta del Judaísmo que intentaba entender el Antiguo Testamento sin las gafas del Talmud o las enseñanzas de Jesús.

Por otro lado, ejemplos de sustitución por conveniencia de textos talmúdicos hay muchos, pero uno de los más notorios y modernos, es el que utilizó Spielberg en su película llamada “La Lista de Schindler”. El cineasta intentó y muy bien logrado, aunque no tanto por propio mérito sino por la ignorancia del público, darle un giro cosmopolita al carácter racista y exclusivo del Talmud. La frase decía:

“Quien salva una vida, salva al mundo entero”,

lo cual es una falsificación de la frase original:

“Quien logre preservar un alma israelita, preservará un mundo entero (presuntamente judío)”.

Esta forzosa asociación de lo filantrópico al Judaísmo es un fraude monumental. El Judaísmo considera a los gentiles como “basura superna”, y de acuerdo con el fundador del Chabad (organización jasídica fundada por el Rabino Zalman en el año 1772) existe una diferencia esencial entre el alma del judío y el alma del gentil, y que solo en la primera reside una “chispa de vitalidad divina”. De hecho, el establecimiento jasídico define al alma del gentil como cosa intrínsecamente malvada, una declaración que sorprendentemente jamás ha sido revisada por los rabinos.

Estas citas vienen de un texto de Zalman, llamado “Likutei Amarim Tanya”. El texto también incluye conceptos cabalísticos, como el “kelipah” (también deletreado “kelipot” o “kelippot”), el lugar de donde derivan las almas de los gentiles. De acuerdo con el Zohar (texto cabalístico), el “kelipot” es:

“…cáscaras de maldad… materia desechada… mala sangre… agua sucia… escoria… heces… la raíz de la maldad…”

Para el escéptico que haya intentado investigar estos temas y haya intentado comprender la razón teológica que se esconde detrás de la cortina política, han surgido organismos millonarios de contra propagandización, como el Centro Simón Wiesenthal. Dicha estructura propagandística, parece ser una de las tantas manifestaciones físicas del Talmud; en este caso: la de burlar al gentil a través de la mentira (Baba Kamma 113a.). En defensa a las acusaciones de que el Talmud deshumaniza a los gentiles, ocasionalmente el instituto despachó al Rabino Daniel Landes en 1995, quién no tuvo que decir mucho en su apología, diciendo: “esto está completamente podrido”; así, sin mayor esfuerzo ni la necesidad de presentar pruebas, dado que por prueba entendemos su propia palabra.

En París en el siglo XIII, se llevó a cabo un debate entre un judío converso, llamado Nicolás de Donin, y el contra expositor talmúdico Yehiel (Rabino Yehiel), a quién el comentarista judío Hyam Maccoby defendió en un adornado discurso, diciendo:

“La pregunta puede hacerse, sin embargo, ya sea en que si Yehiel realmente creía que Jesús no era nombrado en el Talmud, o ya sea que presentó esta ingeniosa táctica en respuesta a la desesperante situación en la que se encontraba… Con certeza, sería perdonable para el rabino el intento de condenar algo en lo que realmente no creía, para prevenir los procedimientos tan tiránicos de una cultura religiosa a otra”

La realidad fué que el rabino Yehiel no estaba bajo ningún tipo de amenaza que lo comprometiera tanto física como financieramente, y aún así, mintió fervientemente. Pero algo está claro, cuando la ofensa es judía, es “perdonable”, cuando la ofensa es Cristiana, forma parte de un “procedimiento tiránico”.

Para sumar, en el año 1994, el rabino Tzvi Marx, ha admitido que en la antigüedad se han encomendando la producción y distribución de dos talmuds, una para la enseñanza, y otra para el público, siendo la primera original y la última censurada. El historiador William Popper dice, que no son largas oraciones las que se omiten o sustituyen, sino pequeñas palabras, como es el caso de la palabra “gentil”, sustituída por “idólatra”, “Egipcio” o “Kushita”.

En sumatoria a la negación eterna y psicopática del Judaísmo, otro recurso que les simpatiza es la persecución judicial, la cual no discrimina, en este caso, entre gentiles. En 1994, Jane Birdwood, una señora de 80 años, fue arrestada y procesada en una corte criminal de Londres, por el “crimen” de haber publicado en su panfleto, traducido a “El Odio Más Largo”, el hecho de que el Talmud contenía pasajes anti-Cristianos y anti-Gentiles. Este hecho Orwelliano, tuvo como “testigo” a un rabino, quién no dudó en mentir descaradamente en el proceso judicial. Jane recibió 3 meses de prisión, y una multa de 1000 dólares.

La necesidad de establecer cortes talmudicas

En los Estados Unidos, las presidencias de Reagan, Bush y Clinton, han propiciado una adecuada base para el establecimiento de cortes talmúdicas (por ejemplo: House Joint Resolution 173, y Public Law 102-14), las cuales en un futuro podrán ser administradas por los discípulos del sucesor de Shneur Zalman Habad, el Rabino Menachem Mendel Schneerson.

Como dejó escrito Maimónides, existe una necesidad para el Judaísmo de que las cortes mundiales sean dominadas por una autoridad judía, con motivo de mantener a los gentiles en una relación de obedencia. También, Maimónides decretó que cualquier nación que no “esté bajo nuestra jurisdicción” (tahaht yadeinu), se verá sometida a una guerra sagrada.

Las cortes han adoptado las “leyes noájidas” bajo la interpretación del Rabino Schneerson, evento que para el Profesor Easterly del Centro Sureño de la Universidad de Leyes, un experto legal judío, ha sido “el primer rayo de luz del amanecer”. La Enciclopedia Judía, prevé que el régimen noájido podría estar inmediato a la precedencia de un reino universal talmúdico.

Por ahí no será obvio, pero el Noé del Talmud, no es el mismo que el de la Biblia. Las leyes noájidas son interpretadas, en este caso, por el sistema falsificador que constituye al Talmud. Bajo esta interpretación, por ejemplo, adorar a Jesús es un acto penado con la muerte, dado que dicho acto es condenado por el Judaísmo como idolatría. Este sistema también permite diferentes formas de incesto, como por otro lado, otorga a los gentiles el status cívico y legal de “ger toshav” (residente alienígena), incluso en el país nativo en el que residan. A modo de ejemplo, en la Palestina ocupada, los Jázaros rusos que migran hacía allí, tienen el derecho instantáneo a la vivienda y a la ciudadanía, pero a los Palestinos que han sido expulsados por el gobierno israelita, se les niega el derecho de volver al país.

Dicho status ha sido claramente delineado, por ejemplo, en artículos publicados de la Universidad Hebrea. En algunas exposiciones basadas en los trabajos de Maimónides, el profesor Mordecai Nisan, ha dejado en claro que un “no-judío que resida en un país donde rija la ley talmúdica, debe pagar impuestos y aceptar su servidumbre”. Si los gentiles se rehúsaran a vivir bajo estas imposiciones, inevitablemente el Judaísmo los sometería a algún tipo de guerra.

Entre ejemplos de la grave y gradual subversión estatal en los EE.UU, podemos encontrar que los ciudadanos contribuyentes subsidian el “Museo Conmemorativo del Holocausto”. Sin embargo y siendo este país constitucionalmente Cristiano, no hay ningún museo en los Estados Unidos, que conmemore las masacres de Cristianos en manos de los judíos Comunistas en Rusia y Europa del Este, desde 1917 en adelante. Ni tampoco las masacres cometidas por los Israelitas contra los Árabes del Líbano y Palestina desde el año 1948.

Capitulo 2: La Cabala

Origenes de la Cabala

La Cábala es otro libro mayor del Judaísmo. Este incluye gematria, astrología, demonología, nigromancia y adivinación. Algunos de los textos más importantes que la componen son el Zohar o “Libro del Esplendor”, el Sefer ha-Bahr y el Sefer Yetzirah. Tradicionalmente e inspirados en estos textos, los rabinos realizan públicamente rituales donde lanzan hechizos y maldiciones, por los cuales creen convertirse en eminencias dívinas superiores a Dios.

Algunas de las creencias cabalísticas, consisten en la importancia numerológica que corresponde a la fecha de nacimiento de un judío (Shabbat 156 a.), como también la ganancia de poderes telepáticos y telequinéticos del intérprete. Como el Talmud, la Cábala también es una de las enseñanzas ocultas que fueron entregadas a Moisés en el Monte Sinaí. En esta se enseña que la divinidad solo es por exclusividad de la existencia de judíos. La tradición oral de los sabios no solo decreta que, tanto el Talmud como la Cábala, son caminos que acercan a uno a Dios, sino que convierten a uno en Dios. De nuevo, otro claro indicio de que el Judaísmo es una religión ególatra y materialista.

Las tradiciones del Judaísmo fueron adquiridas en Babilonia, pero tienen su punto de origen y diseminación en Egipto. Este punto es propicio del movimiento hermético, creado por Hermes Trismegisto, quién a través de su tratado alquímico llamado Poimandres, establecería una cosmogonía paralela a la del Cristianismo. El sistema de dicho tratado se aleja teológicamente del modelo Cristiano, en la medida que establece como centro de dicho sistema al Hombre Primal, una creación bisexual. El concepto del hombre hermafrodita fué adoptado por las doctrinas Cabalísticas y Gnósticas, y en resonancia por sus movimientos subsecuentes, como el Neo-Platonismo, la Orden Rosacruz y la masonería.

Odio y artes cabalistas

Como el Talmud, la Cábala demuestra su hostilidad hacia los gentiles. El Rabino Ben Yohai, autor del Zohar, fué quién escribió que “incluso los mejores de los gentiles deberían ser asesinados”. Por otro lado, el creador de la Cábala Luriana, Isaac Luria, también manifestó su odio a los no judíos. En su escrito “Etz Chaim” (árbol de la vida), distingue entre el “olam ha-tohu” (reino de la confusión – el reino donde habitan los subhumanos) y el “olam ha-tikkun” (reino de la restoración – el reino Sionista paradisíaco que se aproxima). Otro ejemplo es el de Yesiah Tishbi, un seguidor de Luria, quién definió a los gentiles como seres satánicos provenientes de la esfera femenina. Además de esto, la Cábala se refiere grotescamente a Jesús como “un perro que vive entre la mugre y las alimañas”.

El “reino de la restoración” postula un nuevo orden mundial basado en la justicia y la armonía entre naciones, al menos superficialmente. Yesiah Tishbi, declara una realidad bastante más macabra, y cito: “…la presencia de Israel entre las demás naciones arregla el mundo, pero no necesariamente a las naciones en sí… no acerca las naciones hacia su santidad, sino más bien que de estas la extrae, y de este modo destruye su habilidad de existencia… El propósito de una completa redención es destruir la vitalidad de todos los pueblos”.

La preponderancia egotística del Judaísmo se extiende hacia su origen alquímico, arte en donde el hombre se opone a la creación Divina, y a través de la magia intenta manipular y recrear el universo. Tal odio contra el orden natural, es modernamente sustentado por algunos profesores cabalistas, como Gershom Scholem, quien escribió que existió y existe, una buena medida de magia negra, oscura y demoníaca en la Cábala. A través de la magia y por sus palabras, los cabalistas intentan interrumpir el orden natural y crear conexiones ilícitas entre “cosas que deberían permanecer separadas”, práctica que está justificada en el Tikkunei Zohar.

La magia es un componente del Judaísmo que a pesar de la época se mantiene vivo, y muy vivo. A pesar de la antigua prohibición de la eglesia, este arte sobrevivió, según las palabras de Judith Weill del Museo Judío de Londres, gracias a que sus practicantes no le atribuyeran ese nombre.

Algunos ejemplos de magia en la modernidad, incluyen el encantamiento de amuletos de buena suerte como el lanzamiento de maldiciones. Durante las elecciones israelitas de 1996, el Rabino Kedouri le ordenó a sus seguidores que votasen por el partido sefardí Shas, y a cambio, este les otorgaría talismanes para la buena suerte. Segun el diario Crónica Judía, esto trajo “miles de votos”. Más tarde, este diario revelaría que muchas de estas prácticas ocultas forman parte de un seminario del Yeshivat Hamekubalim “que se especializa en lo oculto”.

En cuanto al lanzamiento de maldiciones, tenemos el “Pulsa D’nura” (látigo de fuego). Esta maldición fué lanzada por 10 rabinos en frente de la residencia del Primer Ministro Israelita, Yitzhak Rabin, quién había devuelto tierras a los Palestinos. El ministro había sido etiquetado como un “rodef”, que si bien significa traidor, es de carácter más pernicioso. Luego, sería asesinado en una conferencia de prensa por un estudiante de la Universidad de Bar-Illan, cuya facultad incluía al Rabino Israel Hess, autor de la pieza propagandistíca de odio llamada “Mitzvat genocide batorah” (“El mandamiento genocida del Torá”). Yigal Amir, el asesino, dijo en una entrevista que de “acuerdo con la ley judía, en el momento que un judío traiciona a su gente y país, debe ser asesinado. Nadie me enseño esa ley. He estudiado el Talmud toda mi vida, y tengo toda la información”.

El talismán más famoso se encuentra plasmado en la bandera del Estado de Israel. Corrientemente se cree que cuando hablamos de dicho símbolo, nos estamos refiriendo a la “Estrella de David”. De acuerdo con las explicaciones oficiales, dicha “estrella” fué símbolo del antiguo israel, sin embargo, no podemos encontrar referencias que apoyen dichas explicaciones, y además, la Biblia jamás menciona una “estrella” y menos de David. De hecho, el símbolo fué delegado por el Rey Carlos IV de Bohemia en el siglo XIV, Rey que pertenecía a la escuela del Hermetismo. Explayando un poco más, el origen del símbolo es andrógeno y representa a Adam Kadmon (Hombre Primal), la personificación de la unión entre las fuerzas masculinas y femeninas del cuerpo. Es decir que si hacemos la conexión, la Cábala fué quién trajo dicho símbolo al Judaísmo, hecho que testimonió oficialmente el mismo Rey.

La invocación de demonios y ángeles es práctica común de los rabinos cabalistas. Para ellos, existen entidades demoníacas particularmente buenas que se subyugan al Talmud. Dichas entidades están preparadas para hacer favores al hombre, y según el libro, responden a una entidad cabecilla llamada Asmodeo. Obviamente, los “demonios buenos”, son de raza judía, y son mencionados en el Zohar tanto como en el Hasidei Ashkenaz.

La gematria, es un tipo de numerología que consiste en asignar a las letras del alfabeto Hebreo un valor numérico. Tiene su génesis en Babilonia, lugar donde se registraron inscripcciones criptográficas hechas por Sargon II entre los años 727 y 707 a.C. Existen varios tipos de gematrias, entre ellos la primaria y la clásica.

La nigromancia es conocimiento a través de los muertos, adquirido entrando en contacto con sus vísceras y demás órganos. En el folklore judío, uno de los conceptos nigrománticos es el gólem: un vengador que violenta gentiles. El matemático Dee, previó una era donde el hombre estaría obsesionado con lo “visceral” y la materia muerta, siendo este uno de los primeros ocultistas que puede ser vinculado con el satanismo. En la actualidad, el lore de Frankestein, es un claro ejemplo de este arte.

Capitulo 3: El reto para el Cristianismo

El crítico más grande del Fariseísmo fue Jesús, y su criticismo fué un acta de liberación para “aquellos que tenían oídos para escuchar”. El Judaísmo es totalitarismo, y si bién se podría decir que Jesús fué un transgresor, mejor sería referirse a el como un emancipador. Toda doctrina que simpatice con las enseñanzas de Jesús, se convierte en enemiga del Judaísmo.

Del Judaísmo han desertado varios personajes históricos, aunque muy pocos de ellos con motivos nobles. Una de estas excepciones es la de Baruch Spinoza en el siglo XVII, quien negó la tutela talmúdica y cabalista de Moisés de Cordovero, y comenzó a estudiar seriamente el Cristianismo. Esto levantó un descontento entre los rabinos de la época, dado que las supuestas conversiones permiten una posible revelación de información al bando enemigo. Los sabios de la sinagoga de Amsterdam, le ofrecieron una gran pensión en cambio de su silencio, pero Baruch la rechazó. Como en el caso del reciente “látigo de fuego”, los rabinos comenzaron a lanzar maldiciones en diferentes ceremonias, lo cual concretó con el asesinato de Spinoza.

El Cristiano moderno, conoce muy bién la historia de Anna Frank, aquella judía que se escondía en un ático de la ciudad holandesa, pero nada sabe de Baruch Spinoza, ese Cristiano converso que vivió escondido de los rabinos en las afueras de Amsterdam. El odio, está claro, es siempre unilateral, pero decir esto sería hoy en día una muestra clara de antisemitismo.

Bajo la deshonestidad de este término operan estos falsificadores en el intento de destrozar la historia Cristiana Occidental, acusando irónicamente a la Iglesia de su supuesto chauvinismo. Es así que por está victimización, logran censurar pasajes bíblicos del Nuevo Testamento, o logran poner de rodillas hasta al Papa, apelando que al no responder positivamente a sus demandas, el mundo podría ser responsable de un segundo Holocausto. Los medios de noticias y la industria del cine, controlados por la casta judía, han reducido la historia Occidental a la siguiente interrogante: ¿Es bueno o malo para los Judíos?

La Iglesia contribuye a la propagación de un término tan tóxico, apelando a estar luchando contra el racismo mundial, cuando de hecho, estos demuestran ser esclavos funcionales al supremacismo racial rabínico. Pareciera que la raza judía es la única que ha sufrido las consecuencias del racismo, aunque sabemos bién que no es verdad. En Rusia, el régimen Bolchevique y Comunista ha matado 20 millones de Cristianos y, ¿donde están los museos que conmemoran a estas víctimas?

Así como el Judaísmo acusa al “régimen tiránico Cristiano” de, por su antisemitismo, ser el causante de la masacre judía en el 1939, se podría decir que de la misma forma, el odio talmúdico que viene construyéndose desde el fariseísmo babilónico, fué el responsable de los diversos genocidios Cristianos, uno de ellos culminados en el movimiento Bolchevique.

Para finalizar, debemos pensar que existen individuos judíos que no adieren ni al Judaísmo ni al Sionismo, ni tampoco se comprometen en estas prácticas criminales de carácter anti-Cristiano o anti-Gentil.

Apartado

Indicios de la infiltracion en la institucion Cristiana

El Judaísmo se infiltró en la Iglesia Católica Romana. Tal infiltración dió inicio al alzamiento de movimientos seculares, como por ejemplo el Protestanismo. La estrategia fue simple, se implantó un mito desinformativo en la eglesia, cuya premisa consistía en que el Judaísmo era la religión Bíblica por excelencia. La conclusión: todo aderente Cristiano debía buscar ayuda espiritual en los rabinos para poder comprender el Antiguo Testamento. Esto ocurrió en el siglo XV, y fué perpetuado por el movimiento hermético neo-platonista, conocido como “Cristianos Cabalistas”, liderado por Pico Della Mirandola. El slogan subversivo constó en fomentar lo siguiente: “Ninguna ciencia podía convencer a uno de la divinidad de Cristo mejor que la magia y la Cábala”. Quién permitió, vaya uno a saber si intencionalmente o no, las artimañas del susodicho movimiento, fué el Papa Sixto IV. Este Papa, cuyo nombre secular fué Francesco Della Rovere, estaba tan deleitado con el trabajo de Pico Della Mirandola que decidió encomendarle la traducción de los textos cabalísticos al Latín, para luego incluirlos como parte de la enseñanza formal de los estudiantes de la Iglesia Católica Romana. En consecuencia a los trabajos de Pico y en las décadas siguientes, se incluyeron otros trabajos como materia de estudio Bíblico. En 1517, “De Arte Cabalistica” por Johannes Reuchlin, cuya obra trataba a la gematria. En 1527, “De Harmonia mundi”, tributo del monje Franciscano llamado Francisco Giorgi, cuyo trabajo era un tributo al Zohar. En 1531, “De Occulta Philosophia”, por Cornelius Agrippa. Estos trabajos culminaron en una obra mayor del año 1564, llamada “Monas hieroglyphica”, por la figura del Protestanismo oculto, el gran matemático Dr. John Dee, quién fué astrólogo de la Reina Elizabet I y fundador de la masonería.

Durante el Renacimiento, el cripto-Judaísmo creo el cinturón oculto de transmisión que dió a luz a la masonería y al Rosacrucismo, los padres que profesaron la secta Cristiano-cabalista, y en el nombre de Jesucristo practicaron sus ritos mágicos. Entre la literatura que comprueba este amalgama secretista, se encuentran los libros de Francis Amelia Yates: El iluminismo Rosacruz (1972) y La filosofía oculta en la época isabelina (1979).

Los Católicos que aún dignifican la Biblia y rechazan cualquier otra escritura que a esta se le oponga, han tratado de exponer dicha infiltración, como también han notado que, desde el Papa y las denominaciones más importantes Protestantes hasta los predicadores más ordinarios, algo no encaja. Demás está decir, que estos fieles son etiquetados como “extremistas” o “fanáticos” irresolubles. Desde los actos del Papa Juán XXIII y particularmente en el pontificado de Juan Pablo II, uno puede dar cuenta de la desviación radical de las enseñanzas Cristianas originales, las cuales mantuvieron su coherencia por 1.500 años.

En Marzo del año 2000, el Papa Juan Pablo II homenajeo en Jerusalem a los herederos de los fariseos (quienes en aquel entonces habían asesinado a Jesús). El Papa se disculpó por “cualquier muestra de antisemitismo, en nombre de todo Cristiano, de cualquier lugar y tiempo.” Esta disculpa parecería abarcar los actos del clero desde John Chrysostom, hasta la literatura de Alighieri que celebra la destrucción de los Templos como acto justo (Divina Comedia, Paradisio).

Otro hecho del año 2000: una compañia llamada “Roman Catholic Books” publicó un catálogo de 4 páginas de libros selectos para el lector. Entre estos libros, se encontraba “The Nazarene”, escrito por el Rabino converso “Eugenio” Zolli. La compañia recomendaba dicho libro como una pieza que, dado el conocimiento “superior” que portaba el autor, debía ser priorizado por sobre encima de los demás libros. Hay un mensaje subliminal en los actos de dicha compañia, y es que esta intentó decir que existe un vacío bíblico que el Judaísmo debe llenar. En sí, esto no es más que una muestra de la infiltración que acontece en el establecimiento Cristiano, o de su incompetencia, y dudo mucho que sea la última.

En el mundo moderno, cualquier investigación crítica que se oponga a la idea de que el Judaismo es la religión verdadera de la Biblia, se intenta tachar y muy efectivamente, por el estigma Cristiano fomentado a través de la industria del Holocausto y la calumnia, vieja y conocida, del avasallante “antisemitismo”. Se cree que el Holocausto es la cúspide del odio histórico e irracional hacia el pueblo judío, y de manera que se permita cualquier tipo de insinuación (por más implícita que esta sea) que advierta sobre una supuesta conspiración judía en cual sea la estructura de poder, será ineludible que un segundo Holocausto suceda. Tal cosa no puede caber en una mente sensata, cuando en realidad, por estos medios es que el Judaísmo (y sus ramas subsecuentes) logra ponerse en una posición política irreprochable, la cual indudablemente le garantiza una ventaja ante sus adversarios.